Recurro al arte continuamente con tristeza y nostalgia; a veces para recocijarme en ellas y otras para transformarlas en sensaciones alternativas.
Esta noche con cuartetos revolucionarios acudo a la literatura para recordar aquella noche transfigurada. Aquella noche granadina fue el final de una amistad y el comienzo de una fantasía oriental. Todo en mi cabeza estaba figurado, con aliños vengativos absurdos y contraproducentes. Lo guardé todo en mis sueños y me adapté a la realidad frívola que me rodeaba.
Quizás un paseo hasta el mirador de San Nicolás, quizás una canción de Andres Calamaro mientras te corto el pelo, quizás una noche fría sin camas separadas, quizás quedarnos en casa y dar caladas al aire mientras cerramos los ojos, quizás acariciar tu nuca mientras me besas... quizás fue lo mejor, guardar todo en un sueño.
La situación ha dado un giro. La verdad a medias es más incómoda que la mentira. Y un acto de valentía me llevó a estar en cobardía durante varios días telefónicos.
Quiero hablarte, en encinas desquebrajadas o palacios acuáticos, quiero besarte en silencio o con altavoz; acariciarte mientras moros y cristianos observan.
Porque hay torrecillas que nunca se deberían de destruitr, ni moros ni cristianos.
2 comentarios:
pues eso,que hay torrecillas q deben permanecer en pie en cualquier estructura...y más en la tuya...pq merece la pena y pq ante todo te quiere...y eso creo q merece la pena conservarlo...haz un esfuerzo...él te va a comprender...si no ahora,a lo laaargo del tiempo!
yeah!
hay torrecillas que nunca deberían destruirse, pero a veces hay que ser sabios y saber si merecen la pena que permanezca en pie o no.
Espero verte pronto niño, en Badajos, no? o en Berlín! que sepas que me diste mucha envidia estos días que estuviste con Carmen, por cierto! mañana se viene a Oviedo, está como una cabra y cada día que la conozco más me doy cuenta ello... pero ojo, que me encanta, hace que cada día me guste más.
Ya me contarás que tal con el otro Jose :P
Besos desde los nortes.
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