El "Show" no perdona nada. Los frígidos, altivos, mentirosos, violentos, apasionados..., todos caemos rendidos al "Show".
Y eso es lo que creen, que es un show, que todo esto es un club de poetas muertos hundidos en la exasperación. La definición está cerca del final; hay que llegar al final, porque "todos llegamos", o algo así dice una fábula neoyorkina; pues sí, todos llegamos, aunque no sea muy agradable. El mío está a punto de llegar, cuando la osadía supere a la cobardía en la franja de la supuesta eternidad, y esos labios carnosos rellenos de carmesí digan las palabras que supiramos, esas que queman mi ropa y me dejan al desnudo que ridiculiza, pero que atenta contra la hipocresía.
La amalgama de cervezas y luces no me dejan ver esa segunda lectura que tanto me gusta enredar.
Insultar. ¿A quién? ¿A nosotros mismos? Me he dado cuenta que todo es una serie de movimientos ajenos a los "plebeyos", que nos reímos de mensajes ocultos. Un ocultismo sincero con declaraciones poéticas que nos llevan a una nostalgia inventada.
Déjame invertarte, y recrearte, déjame creerme que eres lo que creo; déjame quererte, déjame...