domingo, 23 de marzo de 2008

Desaparecido

Allá por 1974 se conocieron dos personajillos, que a juzgar por sus caras, estaban locamente enamorados. En tierra de olivos decidieron formar una familia. Ella desde las nubes y él desde la tierra crearon un altillo en las montañas sureñas desde donde creían ver todo lo visible. Parecían saber el futuro que se les avecinaba, y estos dos polos opuestos aportaban las actitudes necesarias para que todo saliera lo mejor posible en los muchos y largos años que se le avecinaban.

Años después nacieron dos personajillos aún peores: el abajo firmante y su dominante hermana. La poca diferencia de edad hizo que creáramos un vínculo que se traduciría con el paso de los años en una necesidad invisible, pero bien perceptible. Siempre la mano tendida...
Lo que fue inesperado fue la bomba que llegó a los 6 años, que revolucionó la familia con una personalidad exagerada, pero llena de buenas intenciones. Fue ella sin saberlo la que me inició en la idea de crear "el club de los imposibles"

Hubo un día que me agarré a una cabra, y fue el día que me di cuenta que no se puede tener todo lo que uno quiere, entonces decidí convertirme en una auténtica cabra; no pude volver atrás.
Sin mi cabra aprendí a estar sólo; y a comer gusanitos mientras las cabras pasaban por la linde del rio a la sombra de las nogueras. En ocasiones era innecesario el viento que corría con voz de tango. Los gusanitos me daban la fuerza para no crecer demasiado rápido.
Mientras mi madre cuidaba exasperadamente de nosotros para que aprendiéramos a crecer con cuidado y sin prisas (si le hubiera hecho más caso). La vida era un simple cumpleaños recubierto de números y letras que fácilmente, y con la ayuda de mi hermana, podía resolver
Víviamos en un tiovivo de emociones que se olvidaban rápidamente para poder vivir más y más... Cualquier cosa era importante, cualquier cosa era inolvidablemente olvidable, cualquier cosa era especial.... cualquiera.


Y si en algún momento no podía continuar, ahí estaba mi hermana para tirar de mí, porque otra cosa no, pero fuerza (me refiero a mental,..., bueno y corporal, porque vaya culo espartero) tenía y tiene la "joia".

Y por supuesto la risa era el principal mandamiento del club futuro que formaría. ( Aquí también empezó esa obsesión por el agua que tengo, pero eso es otro cantar...) La risa junto a los gusanitos era para mí como lo eran las espinacas para Popeye.

Y más carcajadas...
Un día desaparecí(Ó), no hace mucho tiempo. Encontré(Ó) a Ocre, y m(L)e enseñó el sabor amargo de las cosas. Dejé(Ó) el club de los imposible en manos de unos impostores y se transformó tanto, que hasta el mandamiento principal (reír hasta llorar) se olvidó.
Ahora os pido(e) que si lo veís por las calles rondando le recordéis quién es, porque sufre amnesia, y a veces ni él mismo se reconoce. Esta foto es del día que desaparecí(Ó), dejando atras las sombras de nogueras, los paseos de cabras, las carcajadas inmóviles, y por supuesto su club de los imposibles.

¿Puedes abrir más los ojos? ¡Corre!

miércoles, 19 de marzo de 2008

Invertir el pico del sombrero


Cuando mi propia repulsión encuentra eco en palabras ajenas me escondo en una encrucijada sin motivo aparente.


Entro en una habitación pintada de ocre, paredes y techos. Se ve un punto amarillo que no sé muy bien dónde está situado; no llego ni a contemplar la magnitud de la habitación. La luz con procedencia inversa va agrandando hasta convertirse en una estrella luminosa. Me quedo contemplándola hasta que llega un momento que sólo veo luz. Estoy muy cerca. Me quemo. (...)


Y siempre llega un sombrero de pico, una palestina en llamas, una manta petrificada. Es él, Ocre, que me lleva por unas escaleras de caracol doradas en medio del todo y de la nada, hasta un altillo donde encuentra a "Repulsión", que no es ni dulde ni salada, ni negra ni blanca; simplemente es lamentosa, y a veces lacrimosa, y sólo invirtiendo el pico del sombrero se convierte en algo inaudito, y por ecuación matemática, en algo especial.

jueves, 13 de marzo de 2008

Cocina de melodías


Somos una generación criada como nuevos ricos, con dinero todo lo podemos comprar, desde el placer hasta el poder, porque hemos sido tan idiotas de conceder el lugar privilegiado a una gentuza para la que sólo somos clientes, nunca un vecino, un compañeros de clase, un amigo. Alguien nos ha hecho creer que las tetas de silicona son las bellas, el crecimiento económico el único fin y la nueva urbanización en la costa una fuente de riqueza. Algo de culpa tendremos, pero, claro, que nadie nos lo recuerde, porque a nosotos nos gusta que nos acaricien mientras ronroneamos como gatos domésticos. Pensamos que siempre deberías tener una ayuda al alcance de tu mano. Y por si fuera poco somos una sociedad que se ahoga lieralmente en basura, cómica 'basura'. El chismorreo mantiene a la gente en un estado de ansiedad y alerta, muy superior al que exige la supervivencia

Nos queda trabajar por la cultura, por la simple atracción, por la tesitura de nuestro pianista, por los paseos literarios, por la voz del rock&rolll. Nos queda la MAGIA... Pero claro las expectativas son frágiles; y se trastocan, y se dislocan, y se tergiversan por sí mismas, y nos defraudan.

Y en el fondo, siempre cine y musica. Todos tenemos alguna gran pelicula que no hemos visto, o alguna obra por escuchar.

Que mi cine y tú música avancen más allá del apocalipsis para poder cocinar melodías tan llenas de expresión que se puedan compartir con el resto del mundo.