Creen que vivimos en un mundo de cuento, donde las hadas conceden deseos, los gnomos amenizan nuestros días y bailan nuestra música. Piensan que todo aquí es felicidad, que somos un grupo que junto es invencible, que todo es mágico y especial. Dicen que somos una familia que compartimos todo ( ... incluso hacemos orgías... oh my god!). En definitiva, que vivimos en un mundo idealizado de la realidad.
Y nada más lejos de la realidad. Cuando llegué aquí mi mente no podía imaginar el mundo de imaginación y cuento que se avecinaba.
Hay dos hadas que cumplen todos mis deseos, y el primordial, me hacen feliz. Una es más práctica y otra más teórica, y juntas hacen de mi vida un cuento. Me enseñaron a saborear la vida, a escribir, a comprar moneditas de chocolate, a leer un cuento... Una me llevaba a volar por las calles y divisar todo desde una perspectiva más bella, la otra me enseño a descubrirme (cuánto le debo), me enseñó a aceptarme tal y como soy y a escribir mi propia felicidad con el sudor provocado de vivir tan intensamente.
También hay un fauno, que en éste mundo no lo conocen muy bien, y le tienen miedo. Es mi cómplice, mi compañero de fatigas y mi consejero particular. A veces es tan claro que me hace daño, y yo hago como que no le escucho ( pero en realidad ninguna de sus palabras de dejan indiferente). Su humildad en aspecto vitales le hacen mi mejor amigo. Pongo las manos en el fuego por él.
Existe una pareja de duendecillos, a la que tengo especial aprecio. Se esconden en recovecos oscuros de este mundo. Me encanta ir a visitarlos. Son diferentes al resto y hacen su vida más aparte, sin embargo siempre están dispuestos a todo.
¡Y atención al gnomo nervioso! Relación extraña donde las haya. Un día nos divertimos como nadie y otro no nos hablamos; pero tenemos una conexión irracional. Le quiero, y mucho, más de lo que él se piensa. Nuestra historia es un libro que se va escribiendo día a día. No sabemos nunca que nos va a pasar.
Y claro, el “kakemantua”, el más extraño de todos; a quien más me empeñé en conocer y el que menos se dejó. Es muy especial y a pesar de todo le quiero muchísimo. Ha salido de nuestro mundo durante un tiempo, pero volverá, al menos eso espero.
Y muchos más personajes que aportan lo mejor de sí mismo para llevar a cabo el cuento.
Por supuesto que donde hay vida, hay problemas. Pero tenemos dos características que estas relaciones mágicas no se acaben: a todos nos une la música, y podeos estar tranquilos de que pase lo que pase a cualquiera, el resto estaremos apoyando; y eso es muy bonito y más especial de lo que nos pensamos.
Os quiero. Para cada uno de los que hacéis mágicamente real este cuento de nunca acabar.
Y nada más lejos de la realidad. Cuando llegué aquí mi mente no podía imaginar el mundo de imaginación y cuento que se avecinaba.
Hay dos hadas que cumplen todos mis deseos, y el primordial, me hacen feliz. Una es más práctica y otra más teórica, y juntas hacen de mi vida un cuento. Me enseñaron a saborear la vida, a escribir, a comprar moneditas de chocolate, a leer un cuento... Una me llevaba a volar por las calles y divisar todo desde una perspectiva más bella, la otra me enseño a descubrirme (cuánto le debo), me enseñó a aceptarme tal y como soy y a escribir mi propia felicidad con el sudor provocado de vivir tan intensamente.
También hay un fauno, que en éste mundo no lo conocen muy bien, y le tienen miedo. Es mi cómplice, mi compañero de fatigas y mi consejero particular. A veces es tan claro que me hace daño, y yo hago como que no le escucho ( pero en realidad ninguna de sus palabras de dejan indiferente). Su humildad en aspecto vitales le hacen mi mejor amigo. Pongo las manos en el fuego por él.
Existe una pareja de duendecillos, a la que tengo especial aprecio. Se esconden en recovecos oscuros de este mundo. Me encanta ir a visitarlos. Son diferentes al resto y hacen su vida más aparte, sin embargo siempre están dispuestos a todo.
¡Y atención al gnomo nervioso! Relación extraña donde las haya. Un día nos divertimos como nadie y otro no nos hablamos; pero tenemos una conexión irracional. Le quiero, y mucho, más de lo que él se piensa. Nuestra historia es un libro que se va escribiendo día a día. No sabemos nunca que nos va a pasar.
Y claro, el “kakemantua”, el más extraño de todos; a quien más me empeñé en conocer y el que menos se dejó. Es muy especial y a pesar de todo le quiero muchísimo. Ha salido de nuestro mundo durante un tiempo, pero volverá, al menos eso espero.
Y muchos más personajes que aportan lo mejor de sí mismo para llevar a cabo el cuento.
Por supuesto que donde hay vida, hay problemas. Pero tenemos dos características que estas relaciones mágicas no se acaben: a todos nos une la música, y podeos estar tranquilos de que pase lo que pase a cualquiera, el resto estaremos apoyando; y eso es muy bonito y más especial de lo que nos pensamos.
Os quiero. Para cada uno de los que hacéis mágicamente real este cuento de nunca acabar.
3 comentarios:
Qué bellas hadas,¿eh?,¿eh?...
sobre todo la teórica...em...
Nosotros...pues normales,pero tan especiales entre nosotros que así también se lo hacemos saber al mundo.
Estaría bien que nunca se acabara esto,toda esta etapa...pero bueno no se puede ser como Peter...(Pan),osea que vamos aseguir viviéndola,exprimiéndola,haciendo realidad y práctica del Carpe diem,que por ahoralo hacemos,y muy bien.Jé!
Por cierto,¿y el señorito escritor qué papel se otorga?...interesante cuestión,¿¿eh??...jajaja.
¡Bueno!,se despide una bella...Me gustas,escritor.
P.D: orgías...(oh my god!)....xD.
Un BESOAMOR
No puedo más que decirte que te quiero.
Campanilla...
Auguro un gran futuro,xd.
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